Cultura Combi (f.S XX-c.S XXI)
Vehículo de transporte público. Extremadamente masivo, extremadamente nocivo, y totalmente prensado. Al volante, un chofer neurótico, sudoroso y con bocinazo a dos manos. A todo volumen, el siki siki de Euforia, tintineando en foquitos de neón.
El cobrador, bien barrio, con uñas negras, las ropas huecas de cochinas, tremendo vocinglero, y con sus esperanzas que se le vuelan con el aire, medio cuerpo afuera y, habla vas habla vas, llama a sus pasajeros, con silbido atorrante y haciéndolos correr más de media calle.
El pequeño vehículo avanza siempre a toda velocidad, vuelta y esquiva, cierra, pisa, se mete, entromete, entre baches y terrales, sopas, se pasan todas las luces rojas, y si los paran, clásica, un sencillo entre los documentos y la congraciada sonrisa cariada.
Bajo el retrovisor, la Sarita, un disco colgando y un rosario de pelotero. Por detrás, en memoria de mi madre, y un humazo negro del escape...
(Colaboración de Madujoint. Foto: reportero ciudadano El Comercio)
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