Huyrito, el Perro (2da parte)
Todo cambió cuando llegó el Resina al parque. Estamos con la gente, con toda la gente...la buena gente!.Como cambió todo, todos usaban ahora conticheque, tarjeta...
Lo sumergieron en el lavadero hasta que no podía respirar; pero sus demonios se resistían y a borbotones descargaban sus furias de estones; furia de no estar volando aces high. A buscar como se podía vender más caro los beepers que vendían. Su vacilón era el pinball, perdón el nin-ten-do. Claro que el coño de su viejo nunca le compró puta ni un atari. No creía en esas maquinas de chinos. Su tradición era la de los médicos de antaño. El perro solía traer a sus amigos al parque. En el Hall del parque estaban los estones armando un beits, así le decía Uribe a los bates. Llegaba el puta con su cara de serpiente y cuestionaba: hey muchachos tienen...Jane. - que? - Maryjane...beits!. No seas milonguero cuñao -le asestaban un fierrazo.
El cuete ya estaba roleado y listo para que el fogonero gritara: Prendeee! con voz aguardentosa. Leían los periódicos y recortaban los artículos de las amapolas y su comercialización; ya habían lotizado sus jardines. Hierbas yo? No. Flores! Sería rentable la plantita. Llanero era el más stone del grupo. Era poeta el huevón y como buen poeta viajaba por todo Lima. Dylan era su hermano y además el nombre del canario de la casa. Todos eran Antis. Su delito: conocer el concepto de delincuencia. Bangkok era a la vuelta de la esquina allá en el parque. Desde ese parque empezaba su Revolución. I 've got to go working se decía el teacher para darse ánimos -todo el día estoneados y luego ir a trabajar, shit.
El perro los miraba cuando se alejaban y dejaban el parque vacío. Que parque más extraño es éste se decía lamiéndose una pata. Hay árboles grandes, bonitos, todo es verde, hay una bonita cancha de fútbol, vienen niños, señores, ancianos, parejas, peloteros... esos concha-su-mare que llegan a las dos de la mañana para jugar. No me gusta criticar cholitos pero no se pasen pe' son las dos de la mañana y no se puede jugar en el parque- -y tú quien eres huevón, guachimán de a luca!- Alfresh, no puedes botarlos así, lo miraba el perro, mejor véndeles chelas, y se reía como perro.
Alfresh era el guachimán del parque. Rondaba en una cleta con canasta donde llevaba las chelas con que se recurseaba. Tú cuándo has sido huevón, tu cuando has sido? Te computas el Alien qué chucha eres? Mandela? África unit? Cantos gregorianos eso rompe el rating- y así empezaban sus estudios marketeros, cerraban sus persianas y nadie los molestaba. El mundo mas allá de sus fronteras no existía sino más que en imágenes. En esas cartas que nadie quiere escribir. Las páginas del tenor... Apocalipsis now!
Cómo llegar de trabajar y tener ganas de seguir, estar encendido como un televisor. Cómo no quedarse en casa y jugar al pac-man pero no, ahora hasta el odioso ficho está muerto. La mitología es fantasía, los juegos son la realidad.
Los Gregorianos- así los llamaban porque el jefe era Gregorio. Hizo una película pero nunca lo llamaron para escribir la segunda parte. El perro se moría de ganas por preguntarle alguna cojudez porque un perro justamente no habla. Los viernes era en el Acuario fijo, dos carros, cuatro rucas al ruedo y harta milonga. Loras esotéricas, Gitanes- esa es la ultima pista Margarito- le hablaba Dylan a su botella tratando de descubrir al asesino de Senna, tenia un mal presentimiento, deje enchufado el bajo o lo apagué?.
(continuará...)
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