domingo, abril 02, 2006

Huyrito, El Perro (3ra parte)

Muchos otros grupos hacían lo mismo en la rampa del Acuario: chelas, anticuchos, pamperos, stones, tan stones que se regalaban las rucas. El volumen bien alto y recordar el cool runnings. Con tres pamperos las cholitas se ponen simpáticas y con cinco...yala! ta buena la negra! Oye chato, tú que sabes de las fases de la luna?- -Averígualo con Asterix- le respondía al chalaco. Hincha fatal de la Misilera, el profeta negro, devoto del sacro botón rojo. Todos son tan decentes en los 90's, oe! Todos AFP, bien a las Pilsen, Telefónica. Y Angola que? y Ruanda, Somalia...porque no erradican esa parafernalia del diablo?.

Esas noches el perro los extrañaba allá en el parque. Sólo estaban Mañosín y sus amiguitos, escolares de mierda- se desfogaba el perro. El extrañaba a La Cúpula. A los Gregorianos. Sus cantos gregorianos, sus muppets, su burrito, sus tiernos, a los rojas, a los guitaneros, a los músicos. Eran tan humildes pero de personalidad tan compleja. Eran falsos gerentes de sí mismos pero los mejores amigos de perro. "El hombre es el mejor amigo del perro -se repetía- el más útil".

Eso de trabajo no va conmigo -decía Dylan- mientras se ponía su walkman. Eran liminales y no podían negarlo, así estén en grupo de 18. Sin contar a los del otro parque: el de tres canchas. Parque caleta. Una vez en ese parque tuvo una visión: vio caer un rayo detrás de dos casas y no pudo saber nada más porque el silencio que le precedió al rayo fue estremecedor. Parecía que se acercaba un temblor o un tsunami -claro que en su imaginación de perro.

Contra, Soccer, Streetfighter eran sus favoritos, además de TopGear y Fox que solo el Indio podía acabarlo. Era el más resentido, se quedó piconazo cuando se fueron hacer puenting y no le pasaron la voz -nunca te van a pasar la voz- se decía.

Y en el archipiélago múltiple de sus multitudes discurrían voces y voces que se elevaban como las bocanadas de humo. A ver un rizla para hacer otro más- -ya no hay ya- -¿papel?- -paracas- ofrecía Payasin uno ya cortado a mano. -Echa bien... yala, yala!- Con magnifica suavidad se roleaba el bate Dylan, un lenguazo y ajustar las puntas.

Por los bigotes de Dalí- gritaba Payasin- Esto es un caos, me vuelvo loco, ya perdí mi camino, veo el floor y creo que ya llegue a Seattle. De un momento a otro pero llegué. It's Amazing. Ya puedo ir practicando mi inglés. Rojo red, verde green. Básico, sino como cruzo las calles. ¿Cómo serán las vacaciones, lloverá, viajare, entenderé el ingles? que importa, mañana aun estaré en esta cárcel, pero aún puedo aliviarlo con unos cachitos- Tenía el presentimiento que todos soñaban como él el mismo presentimiento.

Tres de la mañana, ahí llegan por fin -guau, guau, guau, guau, guau- -calla, mierda- Movía la cola el perro quería sus bates también, su horneada respectiva. Se sentaba junto con ellos y se volvía a fascinar como los roleaba el Dylan. Mismo maquinita.

(continuará...)