lunes, abril 03, 2006

Huyrito, El Perro (Ultima Parte)

Ese domingo el perro se levantó resaqueado, harto de tantos tiros y tantas callejuelas. Vio salir al Negro de su casa y luego lo vio regresar con Dylan. --Su mañanero para variar-, -después un baño, tu desayuno y almuerzas-.

Mejor no pienso -se aconsejo el perro- hoy quiero lagartijear y jatear todo el día, para eso es domingo, para honrar a dios no trabajando. Era un perro sumamente religioso, muy fijón, detalloso hasta el pincho, por eso lo orinaban los borrachos. Ahora si conocía todo el barrio, a todos sus pobladores; los clasificaba en amas de casa, tíos, y estones. También había pasteleros y choros. A esos los odiaba porque venían en carro a robarse las llantas de los autos del vecindario los concha sumare. Los pasteleros jodían a los incautos y a veces se palteaban con los tiros que algún arrebatado pegaba al aire.

Los estones eran pacíficos; su vacilón era el nintendo y ver videos. TV también consumían por horas. Sus gustos musicales variaban: unos eran rastas, otros metaleros y a veces intercambiaban sus casetes entre ellos. Creo que nunca se darán cuenta -pensaba el perro- y veía las sucias calles del barrio y la cantidad de puchos y papeles que había en el suelo. Le obsesionaba la idea de fumar; es tan distinguido, y eso de botar el humo por la nariz que divertido.
Estos cholos son mas malos que maní crudo -miraba el partido el perro -malos de mierda, hagan un gol- le zumbaba un pelotazo en la oreja por ponerse junto al arco. En al banca los drogadictos planeaban su fin de semana. Será lo de siempre, unos pamperos, te pones guapo, unas chelas y unos cachitos- ,-si hay carro nos iremos a Barranco sino, a Saturno nomás-.

¿Crees que algún día dejemos de fumar?, -No lo sé fantarocho; es tan aburrido vivir sin huiros... lo único que me jode es que la gente nos confunda con los pastrucos, yo soy stone y punto. Soy un chico decente con educación superior y una familia de buena calaña. Así que esas viejas sapazas que están en la ventana de la casa verde que se vayan a la concha sumare!.
"Habla Chatarra...Saca bieeen! Aunque sea un hilario-, -hazte fuego pe'-. El perro los miraba y se reía y marcaba uno más con su tiza en el suelo. Al rato la atmósfera se acondicionaba y dos muchachos con el cerebro en alquiler se metían a sus casas.

Como ha cambiado la situación, antes era todo más inestable pero me sentía seguro en casa, con tantos atentados para que salir, apagones en casa. Todo era la casa, ahora salir es una mala costumbre. Cómo pasan los años. Tengo que emigrar, buscar un nuevo parque.

Ellos aceptaron la pobreza de los campos, para venderse a una esperanza, que nunca se les apague la luz, que nunca les falte el aire, que nunca les falte el agua.

(1994)