DIARIO DE UN INVISIBLE

Domingo
Ea! Que por fin soy invisible!; Ahora si me creerán estos patanes. Después de tantos intentos, sabía que había una fórmula, desaparecer el cuerpo es tan fácil, coño. Y aún recuerdo sus carcajadas explotándome los tímpanos: loco, loco, loco...tronado! Ea, fuera intrusos, que no quiero pensamientos majaderos en mi espíritu. Alejaos miedos, los quiero fuera de mis entrañas.

Es increíble, aún no lo puedo creer, pero cómo lo tomarán estos imbéciles, mejor no les digo nada y así invisible como estoy me aparezco y les doy un gran susto, coño, cómo me reconocerían?; ya sé, me pondré una sábana encima y los saludo como si nada.
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Lunes
Soy tan invisible que yo mismo no veo ni la punta de mi nariz. Aún así sé quien soy. Este era el principal miedo que tenía cuando no era invisible, pensaba que iba a perder mi mente. Menos mal que aún pienso. Es increíble, puedo ver pero si me acerco al espejo no me veo aún sabiendo que estoy frente a mí.

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Martes
Un pánico indescriptible se ha apoderado de mí, he visto a dos invisibles caminando en la calle. Resulta que los invisibles se pueden ver entre ellos. Qué verguenza y estaban desnudos, yo estaba desnudo, mi mente desnuda. Un momento, recién me doy cuenta, vi dos mentes desnudas, sin sexo ni ropa. Tengo que regresar a la calle, tengo que contárselo a alguien. Ya sé, llamaré a la prensa y les diré esta noticia, será de primera plana: invisibles aparecen en Lima. Contaré a las cámaras cuál es el secreto para hacerse invisible.


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Miércoles
Hace tres días que no duermo, no necesito dormir. ¿Será una función extra de la invisibilidad? No tengo frío ni hambre. Ojalá no adelgace mucho porque sino me voy a desaparecer.

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Jueves
Hoy conversé con otro invisible que tampoco puede hacerse visible desde hace tres años. Dice que uno termina acostumbrándose; pero lo que da más pena es ver a los visibles buscarte. Te dan por muerto. Si hubiera sabido esto nunca me hubiera hecho invisible. Demonios! Qué sería de mí sino me tuviera para consolarme.

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Viernes
Conversar con otros invisibles es divertido y aburrido a la vez; las mentes desnudas son hermosas, muy bellas;carecen de vanidad o de lujuria, de gula o de tiempo. He aprendido muchas cosas de los invisibles, ya casi no extraño mi casa, ni mi cuarto, ni mi cama, ni mis discos, ni la comida de mi mamá.

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Lunes
Ayer lloré y mis lágrimas eran como cristales molidos, al fijarme bien eran como de colores diversos, intensos, de neón. También comí una manzana, estaba rica. Después tuve una experiencia alucinante: cerré mis ojos invisibles y vi luces como de un arcoiris, eran tan bellas y tan nítidas que parecían vivas; entonces dije ya no necesito estos ojos y me los arranqué. Sangré mucha sangre invisible pero al recordar las luces que se esparcían en millones de bolitas diferentes en mi mente desnuda, me sané! Tuve la sensación por un momento que estaba durmiendo y todo era una mala pesadilla, que en cualquier momento despertaría en mi cama y sería visible de nuevo, pero no. Había pasado tanto tiempo tratando de ser invisible que al fin lo había logrado. Ahora nadie se burlaría de mí, ni me dirían tocado. Podía colarme en el cuarto de mi vecina para verla cuando se cambiara, podría olerla de tan cerca sin que ella siquiera se diese cuenta, vería sus gigantes pechos cuando se bañara. En fin, haría lo que me diera la gana. Y ganaría todas las apuestas que hice.

Es alentador saber que no era el único que había querido ser invisible o caminar sobre el agua. Hoy me emborraché y las luces de mi mente se apagaron, todo era turbio, negro como un televisor desconectado. Entonces tuve un sueño, en esa oscuridad caminaba en un satélite, mejor dicho creo que volaba, no había atmósfera y no necesitaba respirar, intuía que estaba lejos de la tierra y una gran voz me retumbaba: -Calato, calato pide perdón por tu osadía -cómo cómo- dije -Señor?- -Pide perdón por tu osadía y sé valiente, no pierdas la fe. Pide a Dios que te acompañe, te haga fuerte y compartas su amor. De ahora en adelante tu nombre será Reds. Me desperté con una gran sed y aún con dolor de cabeza; tomé mucha agua y me sentí mejor, sentía como el agua me inundaba, llenaba todo mi cuerpo y me expandía, de pronto todo yo mente desnuda fui mar. Seguía tomando agua y mi mente quería más, la borrachera había sido brutal. Me acordaba de las palabras del sueño y decía este no soy yo.

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Domingo
-No debes tener miedo todo te será revelado a su tiempo. Sólo escucha tu corazón. Otra vez la voz pensé, mientras buceaba en mi nuevo cuerpo, ahora las luces tomaban forma y claramente me vi desde 500 metros o más caminando por la playa; el murmullo de las olas besaba mis pies, los rayos solares acariciaban mi piel, el viento balanceba gaviotas que chillaban a mi paso. Y allí estaba yo: un ciego caminando a la orilla del mar. Solo pero contento de no ser invisible más.

(1995)