lunes, septiembre 08, 2008

Adios Tristeza

Me enfermé de tristeza no sé cuándo, en algún recodo del camino que me lleva hacia el Altar, hacia el Fin. Pude ver como una sombra púrpura me envolvía de noche y mi aura azul brillaba a la luz del Sol.

Me enfermé de tristeza, sin saber qué pasaría en mi camino; aún no sé si tendré cura, pero la tristeza es soledad, es abstinencia, es martirio. No es dulce ni amarga, no tiene gusto a tristeza ni a soledad. Es una sensación de caer en un espacio vacío, sin más que la locura como castigo de un karma pasado. Como un acorde de guitarras que lloran un adagio. Como una fotografía en sepia, como una cámara lenta, una caida de sentido en un espacio brumoso.

Hoy tristeza, te recuerdo en este latido, en este caminar hacia donde me lleva mi destino, mis lágrimas y mi obsoleto corazón. Tristeza de mi alma, déjame ser un hombre cuerdo, pasional, un hombre total, hijo del hombre formal y serio. No más la burla, el ocio, la pereza, lo astral. Tristeza jubílate de mi alma. Déjame solo, por favor.

(1996)